Hoy fue un día negro para la historia del buen fútbol. Su máximo exponente, Barcelona F.C, cayó súbitamente frente al Real Madrid del grandísimo José Mourinho. Fue una verdadera batalla lo que se vio en el Mestalla, dos ideologías completamente distintas, por no decir opuestas. Al mando de los Merengues, estaba el hombre sobrio (y soberbio) que supo como plantearle el partido al equipo que lo había vapuleado por 5 a 0. Su formación, más allá de resultar ópticamente agresiva, tuvo el objetivo de provocar una marca pegajosa hombre a hombre impidiendo así cualquier brote de individualidad o maestría del equipo catalán. Del otro lado de la trinchera estaban los poetas del buen fútbol, con sus referentes en el medio campo y con su joya en la delantera.
El primer tiempo fue ardiente, con una posesión compartida de la pelota y con llegadas de ambas camisetas. Daba la sensación de que pocos de los 22 iban a terminar en la cancha, cosa que no resulto tan así (solo un jugador resulto expulsado). Sin embargo, el Barcelona ya comenzaba a dar un indicio que pese a la incisiva marca madridista no iba a lograr poner el tono de la conversación del encuentro.
El complemento dio la sensación de tratarse de un partido completamente distinto. El equipo culé comenzó a relucir algunas pinceladas de su buen fútbol, incomodando de esta manera al pegajoso y adherente Madrid. De la mano del arquero campeón del mundo, quien desconectó dos clarísimas pelotas con destino de gol y del acierto del juez de línea, el equipo Blanco consiguió terminar el partido con su valla en 0.
Todo parecía darse para los de Catalunya, el tiempo extra había comenzado y en una escapada del Real Madrid, tras un centro atrás, el equipo que hasta el momento estaba llevando a cabo un papel secundario logró inflar la red mediante un cabezazo. Así pudo gritar campeón; con un Barça que buscó (sin conseguirlo plenamente) jugar bien y con un Real que jugó mal, finalizó esta simpática Copa del Rey.
Ahora bien, que haya perdido el mejor equipo del fútbol mundial puede desencadenar tantas cosas negativas, como positivas. Nadie le quitará mérito al D.T portugués por su excelente planteamiento táctico, pero sí, seria preocupante que por el resultado de este (relevante) partido se ponga en duda la capacidad del fantástico Barcelona o algún cuestionamiento semejante al mismo. Lo único que podría replantearse es el cómo afrontar a este inmenso cerebro táctico llamado José Mourinho. Se puede decir que no querrá jugar bien al fútbol, que será un mesquino, que lleva la capa y espada de esa tropa a la que solo les gusta ganar sin gozar ni un poco de la alegría que puede dar la pelota, en fin…Se podrán decir muchas cosas, pero poniendo la mente en frío, dejando de lado toda amargura por ser testigo de una injusticia futbolística y apartando las ideologías futbolísticas hay alguien que hoy demostró ser un verdadero ganador y merece ser valorado como tal.
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